En muchas familias chilenas, cuando un niño no habla al ritmo esperado, aparece de inmediato la frase:
“No te preocupís, si el primo también habló tarde y ahora no para”.
Y aunque es una frase bienintencionada, hay que decirlo con cariño: no siempre es cierto. Esperar “a que hable solo” puede ser más riesgoso de lo que parece.
Hoy desmontamos algunos de los mitos más comunes que aún escuchamos en jardines, plazas y reuniones familiares:
❌ Mito 1: “Es flojito para hablar”
Los niños no son flojos para hablar. Si no lo hacen, es porque algo les lo dificulta, ya sea a nivel del desarrollo del lenguaje, la audición, la comprensión o incluso factores emocionales o neurológicos. No hablar no es una decisión: es una señal.
❌ Mito 2: “Es que es hombre, ellos hablan más tarde”
Aunque hay diferencias individuales, no es cierto que los niños varones deban necesariamente hablar más tarde. Este mito ha retrasado muchas consultas. Si hay dudas, mejor evaluarlo a tiempo que subestimar la situación por el género.
❌ Mito 3: “Entiende todo, así que no tiene problema”
Entender es clave, pero no es suficiente. Un niño puede comprender sin lograr expresarse, y eso no significa que no necesite ayuda. Además, a veces creemos que comprende porque responde a rutinas o señales visuales, y no porque entienda realmente las palabras.
❌ Mito 4: “Habla poco porque es hijo único”
El hecho de tener hermanos o no influye en el entorno, pero no justifica un retraso importante en el lenguaje. Muchos hijos únicos tienen excelente desarrollo verbal. Si hay dudas, es mejor mirar lo que el niño necesita y no su contexto familiar.
❌ Mito 5: “Ya va a hablar cuando entre al jardín”
Aunque el jardín puede ser un estímulo, no reemplaza una intervención personalizada si hay señales de alerta. Además, esperar a “ver si mejora en el jardín” muchas veces retrasa meses valiosos para el desarrollo.
💡 La verdad es que cada niño tiene su propio ritmo, sí… pero también sus propias necesidades. Y cuando esas necesidades se atienden a tiempo, el desarrollo florece.
En Chile existen cada vez más fonoaudiólogas que trabajan con cariño, respeto y profesionalismo. No estás sola. Y tu hijo no está atrasado: está pidiendo que lo escuchen con otros ojos.