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Cómo hablarle a tu bebé para ayudar su lenguaje (sin sobrecargarlo)

¿Te has preguntado cómo hablarle a tu bebé o a tu hijo que aún no habla?
A veces creemos que hay que hablarles todo el día, llenar los silencios o repetir sin parar. Pero la clave está en la calidad, no en la cantidad.


🧠 El lenguaje no entra por repetir sin parar

Tu hijo no necesita un bombardeo de palabras, sino una comunicación que lo incluya, lo conecte contigo y se ajuste a su nivel.

Imagina esto: si tú estás aprendiendo un idioma y alguien te habla muy rápido, usando palabras desconocidas y sin pausas… ¿te ayuda o te abruma?

Con los bebés, pasa lo mismo.


🗣️ ¿Cómo hablarles entonces?

Aquí van estrategias simples y efectivas:


📏 1. Usa el nivel justo de lenguaje

Habla con frases cortas pero completas, como:

  • “¡Mira el auto rojo!”
  • “Vamos a comer pan.”
  • “Estás feliz, ¿verdad?”

Eso es mucho más útil que solo decir: “auto, auto, auto” o hablar con diminutivos en exceso.


🔁 2. Repite, pero con propósito

Repetir ayuda, pero no repitas solo por repetir. Mejor, expande lo que tu hijo intenta comunicar.

Ejemplo:

  • Él dice “guau”, tú respondes: “¡Sí! El perro hace guau. Es un perro grande.”

🧍‍♀️ 3. Ponte a su altura

Hablarle cara a cara, mirando sus ojos, crea una conexión mucho más profunda.
Además, facilita que vea tus gestos y movimientos de boca, claves para aprender a hablar.


🧠 4. Deja espacio para responder

No llenes todos los silencios. Espera.
Después de decir algo, observa su reacción. Aunque no hable, su mirada, gesto o sonido también son respuestas.


📚 5. Usa el contexto

Habla de lo que está ocurriendo o de lo que él está viendo. Eso hace que tu lenguaje tenga sentido para él.

En vez de decir “Vamos al parque después del almuerzo”, prueba:
“Primero comemos… después parque. ¡A jugar!”


👩‍⚕️ ¿Y cómo puedo ayudarte yo?

En mis asesorías te acompaño para que aprendas a hablarle a tu hijo según su edad y etapa comunicativa. Te enseño a observar, ajustar tu lenguaje y crear un entorno que estimule su habla de forma natural, sin presión ni frustración.


🌿 No tienes que hablar como experta. Solo necesitas hablar como mamá… pero con intención.

Juego libre y estimulación: ¿cómo lograr un equilibrio que fomente el lenguaje?

Cuando hablamos de ayudar a un hablante tardío, muchas mamás se sienten divididas:

🧸 “Quiero que juegue libre, sin presiones…”
📚 “Pero también quiero estimular su lenguaje como me dijeron…”

Y entonces surge la pregunta:
¿Debo organizar cada momento? ¿O dejar que explore a su ritmo?

La respuesta no es elegir uno u otro, sino equilibrar juego libre y estimulación de manera respetuosa y funcional.


🤲 ¿Qué es el juego libre?

Es cuando el niño explora su entorno sin una consigna fija, guiado por su curiosidad.
Jugar a poner cosas en una caja, saltar en la cama, mover carritos, hablarle a un peluche…

Este tipo de juego:

  • Desarrolla su autonomía.
  • Favorece la creatividad.
  • Le da espacio para experimentar sonidos, gestos y rutinas sociales reales.

No es “tiempo perdido”, es el lenguaje naciendo desde la experiencia.


🗣️ ¿Y la estimulación?

No se trata de sentarlo con tarjetas o exigirle que repita palabras.
Estimular el lenguaje puede ser tan simple como acompañar verbalmente lo que él ya está haciendo.

Por ejemplo:

Si está jugando con bloques:
“¡Guau, sube, sube! ¡Se cayó!”

Si está dando vueltas con un auto:
“¡Rrrrum rrrum! Va rápido. ¡Chocó!”

El lenguaje no se impone, se ofrece.
Y se enriquece cuando tú eres parte de su mundo, sin invadirlo.


🧩 La clave está en “meterte” al juego, no interrumpirlo

Puedes pensar en una regla sencilla:

🟰 Juego libre + tu presencia + palabras simples y repetidas = estimulación natural del lenguaje

Esto funciona incluso si hablas poco, si estás cansada o si no sabes “cómo jugar”.


🌱 ¿Y si no siempre puedo estar?

No te castigues. Incluso 10 minutos de juego intencional al día pueden marcar una diferencia.
En mis asesorías, te enseño cómo aprovechar esos minutos para fortalecer el vínculo y el lenguaje, sin presionar ni forzar.


Tu hijo no necesita una terapeuta profesional en casa.
Te necesita a ti, presente, disponible y conectada.
El resto, se construye.

Culpa materna y hablantes tardíos: entre el amor y la responsabilidad

“¿Será mi culpa que no hable?”
“Quizás lo expuse a pantallas muy temprano…”
“Trabajo todo el día, ¿y si eso lo está afectando?”

Estas preguntas las escucho a diario de madres con hablantes tardíos.
Y si tú también te las haces, quiero decirte algo: sentir culpa es natural. Pero quedarse allí, no ayuda ni a ti ni a tu hijo.


❤️ Reconocer no es culparse

No eres una mala madre. Eres una mamá que se está dando cuenta de cosas.
Y eso es una fortaleza, no un fallo.

Sí, las decisiones que tomamos como adultos influyen.
Pero también es cierto que estamos aprendiendo todo el tiempo.
¿Importa lo que pasó ayer? Claro que sí.
¿Pero importa más lo que haces desde hoy? Sin duda.


🧭 La culpa no cría: el amor informado, sí

Ser madre implica responsabilidad.
Y cuando hablamos de lenguaje, la mejor forma de asumirla no es autoacusarte, sino involucrarte: con intención, con información y con amor.

Si sientes que el tiempo, las pantallas, o la falta de herramientas pudieron afectar, no te encierres en la culpa. Ábrete a construir una nueva forma de acompañar.

No necesitas hacerlo sola.
En mis asesorías, trabajamos desde un enfoque familiar, respetuoso y práctico, sin castigos ni fórmulas mágicas, pero sí con herramientas reales y consistentes.


✨ Una mamá que se informa y actúa… ya está haciendo mucho

Tú puedes ser la clave para que tu hijo florezca en su lenguaje.
No desde la perfección.
Sino desde el compromiso y el vínculo seguro que solo tú puedes ofrecerle.

Respira profundo. No estás tarde.
Estás justo a tiempo para empezar.

10 minutos al día para estimular el lenguaje: sí se puede

No necesitas ser experta en lenguaje.
Ni tener una hora libre.
Ni comprar materiales caros.
Solo necesitas 10 minutos al día.
Y sí, ¡pueden marcar la diferencia!

Muchas mamás de hablantes tardíos sienten que no hacen lo suficiente. Pero la verdad es que el lenguaje se construye en lo cotidiano, con intención, repetición y conexión emocional.

Aquí te muestro cómo puede verse una rutina diaria de solo diez minutos para ayudar a tu hijo a hablar más y mejor.


🕰️ Rutina de 10 minutos para estimular el lenguaje

  1. Elige un momento fijo del día
    Por ejemplo, justo después del baño, antes de acostarse o al volver del jardín. Así lo integras como un hábito.
  2. Apaga las pantallas y guarda el celular
    Estos 10 minutos son de exclusividad para tu hijo. Lo va a notar… y lo va a disfrutar.
  3. Crea un pequeño ritual (2-3 min)
    Puede ser cantar una canción con gestos (“Los pollitos dicen”, “Estrellita”) o una rima que siempre repitan.
  4. Elige un juego simple (3-4 min)
    Ejemplos:
    • Jugar con bloques: “¡Alto! ¡Se cayó! ¡Más!”
    • Dar de comer a un peluche: “Come… ñam ñam… está rico”
    • Jugar con autos: “Rrrrum, va rápido… ¡choque!”
    Usa frases cortas, repite mucho, señala y espera su respuesta (una mirada, un gesto, una vocalización… ¡todo vale!).
  5. Cierre con cariño (2-3 min)
    Léele un cuento corto o míralo a los ojos y dile cuánto lo amas. Ese momento afectivo también es estimulación.

🌟 ¿Sabías que…?

Las rutinas predecibles ayudan a que el cerebro infantil anticipe, comprenda y organice mejor el lenguaje.
Lo que hoy parece “poquito”, con constancia se vuelve un ancla poderosa en su desarrollo.

Y lo más importante: estás creando un espacio donde tu hijo se siente visto, escuchado y amado.


En mis asesorías, te ayudo a diseñar rutinas personalizadas según el tiempo que tengas, el carácter de tu hijo y tus propias dinámicas familiares. Porque estimular el lenguaje no es una carga… es una oportunidad diaria para conectar.

Estimular el lenguaje cada día: rutinas de oro

¿Sabías que las oportunidades más valiosas para estimular el lenguaje no ocurren en una sala de terapia, sino en tu casa, en la rutina diaria?
Sí, en lo simple, repetido y cotidiano está el mayor potencial.

🧼 ¿Qué son las “rutinas de oro”?

Son esos momentos que se repiten día a día, como:

  • Cambiar el pañal
  • Comer juntos
  • Bañarse
  • Vestirse
  • Jugar en el suelo
  • Salir a pasear

La repetición es clave: al decir las mismas palabras una y otra vez en contexto, ayudas a que tu hijo asocie el lenguaje con la acción, y eso facilita la comprensión y el habla.

🗣️ ¿Cómo las aprovecho?

Lo importante no es hacer más cosas, sino hacerlas con intención comunicativa.
Aquí van algunos tips prácticos para convertir rutinas en lenguaje:

  • Nombra lo que haces: “Vamos a sacar los zapatos”, “Te lavo las manos”.
  • Repite palabras clave: “Agua, agua”, “¡Mmm, rico!”, “Mira, jabón”.
  • Espera su reacción: Dale tiempo para mirar, señalar o intentar imitar.
  • Haz pausas para que participe, incluso si solo gesticula o vocaliza.
  • Usa frases simples y muchas veces: eso ayuda más que hablar mucho y rápido.

👶 La clave está en ti

No necesitas juguetes caros ni actividades complejas. Tu voz, tu rostro, tu atención… son los mejores recursos para que tu hijo aprenda a comunicarse.

En mi asesoría te ayudo a identificar esas “rutinas de oro” en tu día a día y a transformarlas en oportunidades de lenguaje, según la etapa en que se encuentre tu hijo.


🌱 El lenguaje florece en lo simple

Estás haciendo mucho más de lo que crees. Al mirarlo, hablarle y acompañarlo en lo cotidiano, estás sembrando palabras. Estás mostrando que comunicarse es posible… y que puede ser incluso divertido.

Confía en tu intuición, mamá

«Yo siento que algo no está bien con su lenguaje, pero me dicen que espere…»
¿Cuántas veces una mamá siente que su hijo necesita apoyo, pero el entorno la calla?
Hoy quiero decirte algo muy claro: tu intuición es una herramienta poderosa.

🧠 El desarrollo no es igual para todos

Es verdad que cada niño tiene su ritmo, pero también es cierto que hay señales que no deben pasarse por alto. Si tú, que estás todo el día con tu hijo, notas que no se comunica como otros de su edad, tu percepción importa. No estás exagerando.

Tal vez:

  • No usa palabras a los 2 años.
  • No imita sonidos ni gestos.
  • Se frustra mucho al intentar comunicarse.
  • No señala lo que quiere o no responde a su nombre.

Todas esas son señales que vale la pena observar. No para alarmarte, sino para intervenir a tiempo.

👂 «Pero me dicen que ya hablará»

Muchas veces el entorno minimiza lo que ves:

“Mi hijo también habló tarde y ahora no para.”
“Es flojito no más, va a hablar cuando quiera.”
“Es hombre, ellos son más lentos.”

Estas frases, aunque bien intencionadas, pueden hacer que una familia pierda meses valiosos para intervenir. Lo cierto es que el lenguaje no se trata solo de hablar, sino de comunicarse. Y eso comienza mucho antes de la primera palabra.

🤝 Apoyo a tiempo, sin miedo

Cuando acompañamos desde temprano, el camino es más liviano. En mis asesorías, acompaño a mamás que sienten que algo no está del todo bien, aunque nadie más lo vea. Observamos, evaluamos y comenzamos a estimular el lenguaje desde casa, en el juego y en las rutinas.

La meta no es adelantar a tu hijo, sino respetar su proceso y apoyarlo de forma informada.


🌱 Si algo en ti te hace ruido… escúchalo

Tú eres la primera voz que aboga por tu hijo. No necesitas esperar a que otros estén de acuerdo para buscar ayuda. Tu amor, tu tiempo y tu intuición son el mejor punto de partida.

¿Cuándo es momento de consultar con un especialista?

Si tienes un hijo que habla poco o aún no ha comenzado a hablar, seguramente has escuchado frases como:
“Cada niño tiene su ritmo”, “mi hijo habló a los tres años y está perfecto” o “va a hablar cuando entre al jardín”.
Aunque estos comentarios suelen ser bien intencionados, pueden llevar a postergar una consulta que podría hacer la diferencia a tiempo.

⏰ ¿Existe una “edad normal” para hablar?

No todos los niños hablan igual ni al mismo tiempo, pero sí hay hitos importantes que nos orientan. Algunos ejemplos:

  • A los 12 meses: debería decir algunas palabras simples como “mamá” o “agua”.
  • A los 18 meses: al menos 20 palabras distintas.
  • A los 2 años: combina dos palabras (“quiero leche”, “más pan”) y comprende órdenes sencillas.
  • A los 3 años: debería entenderse la mayor parte de lo que dice, incluso por personas fuera del entorno familiar.

Si notas que tu hijo no está alcanzando estos hitos, no significa que tenga un problema grave, pero sí es recomendable consultar.

🚩 Señales que ameritan evaluación fonoaudiológica

Consulta si tu hijo:

  • No mira a los ojos o no responde a su nombre.
  • Usa menos de 20 palabras a los 18 meses.
  • Solo se comunica con gestos o gritos.
  • Parece no entender instrucciones básicas.
  • Se frustra mucho al no poder comunicarse.
  • Tiene historial de otitis frecuentes o problemas auditivos.
  • Dejó de decir palabras que ya había aprendido.

🤲 ¿Y si me dicen que espere?

Pedir una evaluación no te compromete a iniciar una terapia, pero te entrega claridad, orientación y tranquilidad. En Chile, puedes acudir a un fonoaudiólogo de forma particular, por Fonasa o a través del sistema de salud pública si tienes derivación médica.

Muchos niños que necesitan apoyo logran grandes avances gracias a que sus cuidadores actuaron a tiempo.


🌱 Consultar es cuidar

No estás siendo alarmista, estás siendo proactiva. Consultar con un especialista no es un paso final, es un primer paso amoroso. Porque cuando se trata de acompañar el desarrollo de tu hijo, el mejor momento para actuar es cuando algo te hace ruido… no cuando ya es evidente.

Confía en ti, mamá. Tu observación y tu decisión pueden marcar una diferencia enorme en su futuro.

¿Entiende pero no habla? El rol de la comprensión en los hablantes tardíos

Una frase muy común en consulta es: “Mi hijo no habla mucho, pero entiende todo”. Y aunque esto suele sonar tranquilizador, la comprensión por sí sola no basta: es solo una parte del desarrollo del lenguaje.

La comprensión del lenguaje se refiere a la capacidad de entender palabras, frases, gestos, y lo que las otras personas comunican. Es la base sobre la cual se construye la expresión. Por eso, cuando un niño comprende bien, estamos ante un punto de partida valioso… pero no definitivo.

Desde la fonoaudiología, evaluamos si esa comprensión es adecuada para su edad. Por ejemplo, un niño de 2 años debería ser capaz de:

  • Responder a su nombre.
  • Seguir instrucciones simples como “dame la pelota” o “guarda el juguete”.
  • Señalar objetos o partes del cuerpo cuando se las nombran.
  • Entender gestos cotidianos como “ven acá” o “chau”.

Si un niño parece comprender, pero solo cuando hay rutinas o pistas visuales (por ejemplo, si entiende “a comer” solo cuando ve la silla), puede que la comprensión no esté tan sólida como parece.

Otra clave es la intención comunicativa. Algunos niños entienden palabras pero no intentan comunicarse: no señalan, no miran, no se frustran si no los entienden. Esto puede indicar dificultades más profundas que requieren evaluación.

En cambio, si la comprensión está bien y el niño intenta comunicarse con gestos, sonidos o miradas, puede tratarse de un retraso expresivo simple, más fácil de abordar con estimulación adecuada.

En resumen: comprender es importante, pero hablar también lo es. Ambos aspectos deben avanzar en conjunto. Y si notas que la comprensión no es tan sólida como pensabas, o si no hay avance en la expresión, no dudes en buscar orientación profesional.