¿Sabías que las oportunidades más valiosas para estimular el lenguaje no ocurren en una sala de terapia, sino en tu casa, en la rutina diaria?
Sí, en lo simple, repetido y cotidiano está el mayor potencial.
🧼 ¿Qué son las “rutinas de oro”?
Son esos momentos que se repiten día a día, como:
- Cambiar el pañal
- Comer juntos
- Bañarse
- Vestirse
- Jugar en el suelo
- Salir a pasear
La repetición es clave: al decir las mismas palabras una y otra vez en contexto, ayudas a que tu hijo asocie el lenguaje con la acción, y eso facilita la comprensión y el habla.
🗣️ ¿Cómo las aprovecho?
Lo importante no es hacer más cosas, sino hacerlas con intención comunicativa.
Aquí van algunos tips prácticos para convertir rutinas en lenguaje:
- Nombra lo que haces: “Vamos a sacar los zapatos”, “Te lavo las manos”.
- Repite palabras clave: “Agua, agua”, “¡Mmm, rico!”, “Mira, jabón”.
- Espera su reacción: Dale tiempo para mirar, señalar o intentar imitar.
- Haz pausas para que participe, incluso si solo gesticula o vocaliza.
- Usa frases simples y muchas veces: eso ayuda más que hablar mucho y rápido.
👶 La clave está en ti
No necesitas juguetes caros ni actividades complejas. Tu voz, tu rostro, tu atención… son los mejores recursos para que tu hijo aprenda a comunicarse.
En mi asesoría te ayudo a identificar esas “rutinas de oro” en tu día a día y a transformarlas en oportunidades de lenguaje, según la etapa en que se encuentre tu hijo.
🌱 El lenguaje florece en lo simple
Estás haciendo mucho más de lo que crees. Al mirarlo, hablarle y acompañarlo en lo cotidiano, estás sembrando palabras. Estás mostrando que comunicarse es posible… y que puede ser incluso divertido.