¿Sabías que tu bebé no necesita juguetes caros ni actividades complejas para aprender a comunicarse?
En el primer año, el lenguaje se estimula jugando, cantando, y sobre todo, estando presentes.
Y la buena noticia es que puedes hacerlo mientras cocinas, lo bañas o lo paseas.
🎲 ¿Qué tipo de juegos ayudan al lenguaje?
Los mejores juegos son aquellos que fortalecen la conexión entre tú y tu hijo. Aquí van algunos:
🧼 1. Jugar en la hora del baño
Usa esponjas, tazas, patitos o juguetes flotantes.
- Di frases como: “¡Mira, el pato hace cuac cuac!”
- Nombra partes del cuerpo: “¡Vamos a lavar tu barriguita!”
- Canta una canción mientras lo enjabonas.
💡 Aprovecha para repetir palabras clave con gestos.
🎶 2. Juegos con canciones con movimiento
Elige canciones simples y repetitivas, como:
- “Los pollitos dicen”
- “Las manitos, las manitos”
- “Este dedito compró un huevito…”
Haz gestos con tus manos y repítelos con cada verso.
Tu bebé anticipará lo que viene, y eso también es lenguaje.
🧺 3. Explorar una canasta de objetos
Arma una canasta segura con objetos del hogar (una cuchara, un calcetín, una tapa, un cepillo).
- Nombra lo que él toma: “¡Eso es una cuchara!”
- Haz sonidos asociados: “Shhh” con el cepillo, “tap-tap” con la tapa.
Este tipo de juego favorece la atención conjunta y la curiosidad.
🪞 4. Jugar con el espejo
Siéntate con él frente a un espejo.
- Tócate la nariz y dile: “¡Esta es mi nariz! ¿Dónde está la tuya?”
- Hagan muecas juntos.
- Pronuncia sonidos simples como “pa-pa”, “ba-ba”, “ma-ma”.
Tu bebé irá registrando los movimientos y asociándolos con los sonidos.
🧸 5. Juegos de esconder
Tapa su osito con una mantita y dile: “¿Dónde está el osooo?”
Luego, destápalo con entusiasmo: “¡Acá estááá!”
Puedes hacerlo también con tu rostro (cu-cu) o con juguetes favoritos.
🌟 Clave final: juega mirando a tu hijo a los ojos
La estimulación más poderosa no está en el objeto, sino en la interacción contigo.
En mis asesorías te enseño cómo adaptar estos juegos según la edad de tu hijo y sus señales comunicativas. Porque jugar bien no es hacer mucho: es hacer lo justo, en el momento correcto, con presencia y propósito.