Muchas veces pensamos que el lenguaje empieza cuando un bebé dice su primera palabra…
Pero la verdad es que el lenguaje se está formando desde que nace.
Sí, incluso antes de que pronuncie “mamá” o “papá”, tu hijo ya está aprendiendo a comunicarse.
Y tú, con gestos sencillos, puedes ayudarlo muchísimo.
🧠 ¿Qué se espera en el primer año?
Durante los primeros 12 meses, tu bebé debería mostrar:
- Atención a tu voz y sonidos.
- Balbuceo variado (como “ba-ba”, “ma-ma”).
- Intención comunicativa (mirarte, hacer sonidos cuando quiere algo).
- Comprensión de palabras familiares (como su nombre, “no”, “leche”).
- Gustos por ciertas canciones o cuentos cortos.
Todo esto sienta las bases del lenguaje verbal que vendrá después.
💡 ¿Cómo estimular el lenguaje en casa?
Aquí te comparto estrategias simples y muy efectivas:
👶 Háblale desde el primer día: describe lo que haces mientras lo cambias, lo alimentas o lo bañas.
📣 Imita sus sonidos: cuando balbucee, respóndele como si estuvieran conversando.
📚 Míralo a los ojos cuando le hablas o cantas: eso crea conexión y atención conjunta.
🎵 Canta canciones con gestos (como “Los pollitos dicen” o “Estrellita”).
🧸 Nombrar lo que él mira o toca: “¡Esa es una pelota!”, “Estás tocando el oso”.
Cada repetición, cada palabra que él escucha y asocia con un momento o acción, es una semilla de lenguaje.
❗ Y lo más importante…
Evita dejarlo largas horas frente a pantallas.
Durante el primer año, lo que más necesita para aprender a hablar eres tú.
Tu voz, tu cara, tus gestos, tus tiempos.
Eso no lo reemplaza ningún video, por educativo que parezca.
👩🍼 ¿Y si no veo avances?
Si hacia los 12 meses tu bebé no balbucea, no responde a su nombre, no muestra intención comunicativa o parece muy desconectado del entorno, lo mejor es consultar.
No por miedo, sino por prevención.
En mis asesorías te enseño cómo aprovechar los momentos del día para estimular el lenguaje de forma natural, sin ejercicios forzados ni estructuras rígidas.
¡Desde el primer año se puede sembrar muchísimo!
🌱 Tu bebé está aprendiendo a hablar con todo su cuerpo, su mirada, su sonrisa…
y tú estás enseñándole, incluso sin darte cuenta.